En busca de las nacientes del Sol
por Gélida Polares
Buenos días queridos amigas y amigos del mundo que reciben
este reporte. Hoy les vamos a contar sobre la salida del Sol en las profundas
latitudes australes donde se ubican las bases científicas de
algunos países que aman a la humanidad y han decidido gastar algo de su dinero
poniendo muy cerca del Polo Sur, bases para investigar por ejemplo cuántos kilos de nieve puede caer en un metro cuadrado o cuántos grados de
temperatura bajo cero puede soportar un cuerpo humano viviendo un año completo
al sur del círculo glacial antártico.
Entre las cosas interesantes que allí se pueden investigar,
están los
neutrinos, que son un rayitos que traen partículas que vienen
del espacio y que son capturadas en unos tubos para contarlos, ver qué colores
tienen, qué frecuencias musicales podrían obtenerse y muchas cosas más que no
entendimos, pero que nos parecieron muy interesantes. Quisimos llegar hasta el laboratorio de la
base
Amundsen Scott, en el Polo Sur, para hacer un reportaje, pero nos dijeron que los aventureros que
llegan en ski hasta el polo sur, no son bienvenidos si no han coordinado
previamente su visita, así que tuvimos que regresar con Elbraian
Les cuento que Elbraian Delsur, es mi camarógrafo, productor y el encargado de la logística polar, además de ser mi amigo, je je.
Les sigo contando. Nuestra ida no fue en vano, porque cuando íbamos
llegando al polo sur, recibimos sobre nuestras espaldas, un leve resplandor, que
primero fue como una reverberación, pero luego se fue intensificando y
creciendo hasta cubrir de luz una vasta zona, para no dejarla ya, instalándose
desde ese punto, para crecer cada día un poquito más, hasta iluminar las 24 horas del día, sin irse, según nos explicaron unos
científicos que no quisieron dar sus nombres, porque estaban escapados de la
base para sacar fotos del amanecer, tomados de la mano y haciendo arrumacos,
disfrutando de ese momento único que ocurre una vez al año al llegar el
equinoccio austral.
La cuestión es que nuestro viaje de investigación, como
periodistas freelance, fue un éxito aunque fracasaron todos los planes que
teníamos. Pues no pudimos visitar la base americana en el Polo Sur, ni
conversar sobre los neutrinos o al menos verlos vibrar en sus tubos de hielo, ni
tampoco pudimos llegar a la base
Vostok, donde viven los rusos, en el punto más
aislado y más frío del planeta. Queríamos ir allí porque nos explicaron que
Vostok significa Oriente, y suponíamos que por allí salía el Sol antártico,
pero cuando descubrimos que no era así, sino que salía por todos lados y más bien
por el norte, que por el Oriente, nos desilusionamos un poco y decidimos
cancelar la visita a los rusos, dejándola para otro día.
Cuando regresábamos para la base para la base
Mc Murdo donde
los Estados Unidos mantienen un pueblo de más de 1500 habitantes, que rotan y se relevan, manteniendo siempre el número y a veces
con más personas, nos fuimos quedando sin comida. Allí nos acordamos de los
pioneros, de
Amundsen que había sido tan previsor y se había ido comiendo los
perros que tiraban de los trineos, pero nos dio un poco de asquito, pues ahora
la humanidad ha avanzado tanto, que se respeta mucho más al perro, casi más que
a los seres humanos. A lo mejor, si hubiéramos tenido unos peones, capaz que
pensamos más seriamente en comerlos, pero como los teníamos, esa idea fue
descartada rápidamente. Nos acordamos entonces
que habíamos llevado
Corneed Beef y extracto de carne
OXO, al igual que la expedición de
Scott y eso,
mezclado con nieve y un poco de guano de pingüino que encontramos a la pasada,
se convirtió en un exquisito manjar que revivió el espíritu aventurero y
nos dio fuerza para seguir adelante y cubrir las 20 millas que faltaban
para llegar al campamento base, donde habíamos dejado el mate y la yerba, para
completar la energía y recuperar fuerzas.
Cuando aprontamos el primer mate, recordamos a Scott y su gente que no
había podido encontrar su campamento de reserva de víveres y nos dio un estremecimiento,
pues podríamos haber pasado a la historia como los arriesgados periodistas que
aún punto de congelarse continuaron reportando desde el sur, hasta sucumbir,
hasta sucumbir, aunque no fue posible porque el grupo de rescate llegaba
puntual a su cita, con dos viejas motos de nieve, desembarradas del buque
Vanguardia de la Armada Nacional del Uruguay, que peleaba entre los escombros de hielo, con los motores a
media potencia, pero insuflados a espíritu Oriental, partiendo témpanos para
mantenerse a flote y abriendo un camino para que cuando llegamos a la banquisa
de hielo, "la bolita", la histórica lancha de desembarco que tantas satisfacciones
había dado a las generaciones de antárticos que desde 1992 habían dependido de
sus servicios, cumpliendo una vez más su heroico rol, nos recogió más congelados
que una res de exportación pero llenos de calor interior por los matecitos que
habíamos tomado y por la
grapa miel que nos alcanzaron los marinos antes de
subir.
Las tomas de Elbraian se perdieron en el frío y capaz que su hubieran podido recuperar, pero cuando la cámara se cayó al agua, descartamos toda posibilidad, así que nos jugamos por completo a este relato lleno de cariño y amor a la Antártida, que esperamos que refleje el espíritu antártico, la fraternidad y el ánimo de colaboración que reina entre las personas que están expuestas a condiciones extremas y son siempre solidarias cuando les pedimos ayuda, salvo el caso del mecánico americano, que cuando le pedí para quedarme con él su cuarto, porque tenía frío, se negó muy amablamente, aduciendo tener órdenes precisas de no recibir huéspedes femeninos en sus habitaciones y negándose incluso cuando le expliqué que yo en realidad podía ser tanto un hombre como una mujer, pero igual siguió negándose, aunque me dejó una tarjetita con sus datos, para comunicarnos por Whatsapp.
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Notas gráficas de Elbraian, producidas al perder las filmaciones en HD que había logrado |
Ya en el barco preparamos la nota y como Elbraian no
pudo rescatar sus excelentes filmaciones, hizo unos dibujos que esperamos les
gusten, pues reflejan, en su interpretación todo lo que vimos.
Esperamos encontrarlos nuevamente con otro reportaje desde el sur, la heladera del planeta, reserva de agua dulce, donde todo se mantiene prístino, excepto en las mentes de algunos ambiciosos, que piensan con interés dónde serían los lugares que pudieran algún día reportar ganancias a los generosos inversores que mantienen estas bases en los puntos más extremos del mundo, hoy dedicados a la paz y la ciencia.
En el próximo reportaje, les contaremos que la mortandad de
los pingüinos Adelia, que se están quedando sin hábitat y de los témpanos
rebeldes, secesionistas, que se quieren independizar de la Antártida, para vivir
su propia vida.
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